Éramos la libertad de nuestros pensamientos en conjunto,
ahora somos la atadura de nuestros externos.
Teníamos el beso más profundo en nuestras almas,
pero no volvimos a besarnos en los ideales.
Sosteníamos nuestras manos con la voluntad de nuestro querer,
quizá nos amputamos el sentimiento a razón del mundo material.
Hoy invocamos los verbos pasados, sin embargo,
muy a pesar de todos nuestros tiempos verbales,
sigo queriéndote locamente, como en aquellas tardes
de amores desenfrenados y liberales, como en las noches de Lunas
y los amaneceres de chocolates.
JSC
JS
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