Creo que esa inestabilidad no es más que una nueva mentira para mi vida, una mascara de risas que me ayudan a encajar en una familia, una universidad o un café bar.
He llegado a pensar que para qué amar, pero también, para qué sufrir, a veces me dejo llevar por la ilusión y un poco de la ley de atracción y creo que en algún momento podré tener eso (no sé porque mierdas digo "eso" si no es algo, es alguien) que tiene mi sonrisa más transparente y verdadera.
Luego llega la gran hija de puta realidad, me bota al suelo, junto con mis sueños más románticos y mis proyectos más humildes. Me dice - deje su estúpida actitud de 'todo estará bien', cuando usted sabe que ya, hoy por hoy, usted no está bien. -
En la noche saco mi bolígrafo más amado, con el mayor cuidado desprendo una hoja de ese libro que está lleno de mil hojas que son todas de eso (nuevamente no sé por qué putas sigo convirtiéndole en algo sabiendo que es alguien) que no tengo. Me dejo llevar por mis versos libres, por mi faceta frustrada de poeta, le digo a esa hoja cuan grande es mi amor y a su vez mi desespero por querer correr a buscar mi sonrisa verdadera, me excita todos los sentidos ver como fluye la tinta, como ese papel se llena de mis más íntimos deseos.
Luego llegan los sueños, los que se dan cerrando los ojos, esos malparidos que me han mostrado hasta hoy la manera en que se me fue, en cientos de paisajes distintos, pero siempre terminan del mismo modo, yo muriendo.
JS
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