sábado

Licuando los días.



Cada lágrima debería tener un nombre razonado, cada hueco hambriento del corazón debería conocer su procedente causa. 

Desbordarse en sentimiento siempre será la mejor forma de librarle el peso al sentir, pero queda un abismo muy grande cuando no se conoce el ventarrón que empujó tanta humedad.

Sería ideal pensar que con el cambio de las nubes vendrán las tristezas hechas sonrisas. Pero los días se llenan de llanto disfrazado de mil alegrías. 

Las manos seguirán frías, mientras el alma no encuentre su sonrisa tranquila. 




JS

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